8. Juntemos la realidad, no la dividamos más.
- Alejandro Bolaños Davis

- 15 mar 2020
- 3 Min. de lectura
Este es un cuento hindú. En la Sagrada Selva, seis animales viejos, ciegos y sabios se congregaron inesperadamente frente a un elefante. El primero se acerca y le toca la trompa y dice: "esto es una trompeta". El segundo cieguito se aproxima toca la cola y dice: "No! esto es una culebra". El tercer ciego se abraza a una pata y dice: "esto es un árbol." El cuarto animal le toca un costado y dice: "Se equivocan todos, esto es una enorme pared". El quinto cieguito se acerca con cautela y toca un colmillo y exclama: "es una lanza es una lanza." Finalmente el sexto ciego toca la oreja y dice: "es una abanico gigante." Todos tenían parte de la verdad pero ninguno la verdad total de que era un elefante.
Así también vemos todos la realidad que vivimos, cada quien mira con el lente que anda puesto. En ciertas circunstancias la verdad no se encuentra entre esto o aquello sino en aceptar las distintas perspectivas o maneras de ver adoptándolas todas. En ciertos momentos de la vida la verdad es paradójica, pues integra opuestos aparentes.
Cada metáfora o el lente con el que vemos la realidad es un nivel de conciencia con el que apreciamos lo que vemos, mientras más alto el nivel de conciencia, mas factible es hacer la tarea eficazmente utilizando distintas metáforas. Mientras mas bajo el nivel de conciencia, menos factible es usar distintas metáforas, pues nos enredamos.
Las paradojas son buenas maneras de ver los problemas cuando lo que existe es una tensión entre polos opuestos, el derecho de uno(s) contra el de otro(s). En lugar de ver el "problema" como un obstáculo a eliminar, como una lucha de esto contra aquello, podemos encontrar terceras vías de solución en la que todos salgan ganando. Ejemplo,
Cómo encuentras una vocación que te haga feliz y te provea de todo lo que necesitas?
No es posible ser líder, o maestro de otros, si antes no hemos sufrido las angustias de haber vivido las contradicciones de las tensiones entre opuestos.
Dejemos de dividir la realidad en pedazos y aprendamos a verla juntando las partes. Por ejemplo: Separar de la realidad todo lo que no se puede medir matemáticamente como las emociones y la justicia entre otras. Ya no más a las mentes que no saben sentir y los corazones que no saben pensar. Debemos aprender a integrar la razón con la emoción en nuestras decisiones, a no separar la política de la ética, y tampoco ignorar que el fin justifica los medios en los gobiernos, en los partidos políticos, en las instituciones y empresas privadas, en los medios de comunicación, y hasta en las relaciones sociales y familiares muy contaminadas con egoísmos, vicios y corrupción.
Mediando un conflicto entre dos personas un buen día, después de haberme familiarizado con el problema, pregunte a las partes: 1) Están dispuestos a encontrar una solución pacífica al problema en la que las partes salgan satisfechas? Las respuestas fueron afirmativas. 2) Solicito a ustedes encontrar 2, no más de 3 opciones en las que todos salgan ganando. Sorpresa la mía, En nuestro siguiente encuentro pocos días después, las partes habían indagado entre sí sus deseos, y tenían un alternativa ya definida en la que no solo resolvían su problema sino que además se juntaron en desarrollar un proyecto en conjunto. Hubo sinergia.
La tensión se resuelve preguntando, escuchando, colaborando sin resistir ni competir más. Abriendo la mente. Entrando a algo más grande, superior. Dejando de ver hacia el pasado tenso, y volcando la energía hacia el presente. El mundo acelerado ahora exige aprender a vivir y amar la tensión entre polos opuestos, aunque si las tratamos de resolver a la fuerza, la parte perdedora se mete dentro de uno como virus y luego te hace daño. Aprendamos a vivir sostenidos en la contradicción, sin forzar una resolución y aguantarnos sin precipitarnos ni forzar nada, hasta que emerjan nuevas ideas o maneras de ver y surjan nuevas posibilidades.



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