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28. Aprovecha cualquier momento para meditar

Aprovecha cualquier situación, o momento para meditar. Por ejemplo un insulto. Insultan a tu persona, insultan tu nombre, pero tu eres más que tu nombre. Tu persona es lo que proyectas, aunque eres mucho más que solo un nombre.

Naciste sin nombre, tu nombre fue puesto por tus padres, tu eres otro distinto a tu nombre. Pudiste nunca haber tenido nombre y siempre existirías. Tu puedes no identificarte con el nombre y ser espectador de vos mismo y así te separas de la ofensa y llevas tu yo a observar esa energía que se produjo en tu mente. Es una manera de verte a vos mismo en la acción. Esta energía proviene de tu fuente. Está en caliente para recorrerla hacia su origen.

Y al llegar allí, la energía se mezcla nuevamente con la fuente original de donde emergió. No la estás ni expresando o disipando, ni suprimiendo o reprimiendo, sino, regresándola a su origen, con maestria. Al regresarla no hay necesidad de expresar ni de suprimir nada. Estás como si nada hubiese pasado.

Por un instante estuviste con ira, pero rápidamente la neutralizaste al convertirte en espectador de vos mismo y la regresaste a su origen. La energía en la fuente del cuerpo es neutral. La misma energía utilizas para amar o para odiar, o para las relaciones sexuales, para estudiar, para trabajar, y mucho más. Tu mente le da forma y la energía llena el espacio que le diste.


Una meditación que me resulta útil para convertirme en espectador de mi mismo cuando me siento provocado es la oración de la serenidad, al pedir a Dios serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que pueda y quizás deba, y sabiduría para comprender la diferencia entre las cosas que no controlo ni influyo y las que sí controlo e influyo.  
 

Si estas lleno de amor poca energía quedará para el odio. Si no amas, habrá mucha energía para la cólera, el resentimiento, la ira.


Cuando expresas tu cólera sientes alivio porque disipaste tu energía hacia afuera y la perdiste. Esto pudiera convertirse en un mal hábito. Si la reprimes, no desaparece esta energía, sino que queda en suspenso. Hasta que se suelte con mayor violencia en el momento mas inesperado, y este es otro mal hábito. Además, esta energía suspendida es una carga pesada que agota, por ello, cuando manifiestas tu odio sientes alivio, cuando tienes una relación sexual sientes alivio, cuando rompes algo sientes alivio, cuando completas algo o terminas una tarea también sientes alivio y así, uno requiere soltar esa energía para sentirse bien.

Lo mismo sucede cuando tu energía sexual se mueve hacia tu fuente; el centro de tu péndulo, te iluminas y empiezas a ser auténtico, como los niños. Porque careces de los deseos sexuales de un adulto. Ni expresaste ni suprimiste la energía sexual, simplemente queda contenida en su fuente.


Eso es lo que manifestó Jesús cuando dijo: “Solo aquellos que sean como los niños entrarán al Reino de Dios”. En los niños solo hay inocencia pura, no hay maldad, hasta que aparece la traición de algún adulto arruinando sus vidas para siempre.


Entre los militares se prohibe las relaciones sexuales entre soldados. Si lo permitieran estarían impotentes para la guerra, esto es un asunto fisiológico. Lo mismo sucede con los boxeadores. Si se permitieran las relaciones sexuales antes de las peleas, no pudieran pelear. Se les enseña a suprimir la relación para crear la violencia necesaria en esas profesiones. Satisfacer las relaciones sexuales reduce la capacidad para la violencia.


Buda se ve tan inocente, como un niño, porque su energía está contenida en su fuente, no necesita satisfacerla ni suprimirla. La inocencia es la ausencia de forma como en los niños. Si la energía sexual se mueve hacia el centro de tu péndulo serias como los niños. La energía reproductora de los niños está contenida en su fuente; aún no se mueve hacia el cuerpo. Se moverá cuando el cuerpo madure. Por esto los niños son inocentes.

Cuando tengas una ola de energía negativa es mejor no expresar tu energía porque la pierdes. No la suprimas porque estarías creando una suspensión peligrosa para los demás y para vos mismo. Mejor regrésala a la fuente de donde esa energía proviene, en caliente y usa la meditación (ser espectador de vos mismo) para verte a vos mismo en esa acción.


Esta meditación a mí me resulta: 

“Que pueda examinar mi mente frente a una acción apenas surja una emoción negativa, puesto que pone en peligro a los demás y a mí mismo, y que pueda enfrentarla, evitarla y regresarla de donde provino.”

El resultado es increible, milagroso. Y una vez que logres con la práctica a verter tu energía de regreso a tu fuente sin perderla, tu calidad de vida será mucho mejor que cuando te disipas en la nada. Sentirás el poder de tu energía vital sin sentir ira ni rencor. Los demás sentirán el poder de tu presencia. No necesitas dominar.

La energía no tiene forma. Cada uno le da la forma que la quiere utilizar, encendiendo una bujia, una computadora, un aire acondicionado, un abanico, etc. Le damos la forma dependiendo del mecanismo que usamos. La ira es un mecanismo, el sexo es un mecanismo, el rencor es un mecanismo humano. Si tu energía la regresas a la fuente, se mezcla con el mar de energía que allí tienes, y pierde la forma que antes tenía, y regresa tu serenidad.

Que ésta meditación te sea de provecho.


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© 2020 Alejandro Bolaños Davis
 

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