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72. Un Líder hace bien 2 cosas

Los líderes verdaderos saben hacer dos cosas muy bien. Primero: saben compartir poder, “empoderar”, para poder ejecutar y gerenciar su estrategia y los programas de desarrollo en el país. Segundo, saben alinear a las fuerzas vivas del país en un mismo plan concertado, o sea, liderar empoderando en un marco de exigibilidad que demanda honestidad.


¿Pero sin no hay confianza, si estamos inmersos en una cultura de desconfianza? ¿Cómo administrar y liderar un país? Si no hay confianza debes controlar a la gente contra su voluntad y esto representa una regresión política.


Por ello, los buenos líderes saben trabajar en diferentes niveles de nuestra cultura. Se empieza desde adentro de uno hacia afuera -- la realidad exterior. Primero el nivel personal que asimila los principios correctos y es generador de poder, segundo, en las relaciones cooperativas para crear confianza. Tercero, en el nivel técnico para operar con calidad, y cuarto en el nivel político para lograr unidad, cohesión, congruencia.


De lograrse un buen nivel de confianza no necesitas supervisar a la gente porque se supervisan solas. El líder se convierte en un centro de apoyo, de recursos, dentro de un marco o acuerdo sobre lo que se debe lograr, con $XXXX cantidad de recursos, métricas correctas y bien claras, todo en un marco de exigibilidad y con consecuencias pre-establecidas. Y luego, las personas participan en la evaluación de la ejecutoria según los términos del acuerdo.


¿Cómo sería la estructura de control en una cultura de poca confianza? Muy Jerárquica. De un paradigma político-egocéntrico. Su capacidad de control es mínima. Se prescribe y se supervisa con “zanahoria” para motivar-premiar y “garrote” para corregir-castigar. Este sistema es primitivo, obsoleto, y muy peligroso -- puesto que somos vulnerables a los desmanes de empeñar o vender en tucas y tucos todo el país, especialmente en un mundo de competidores geopolíticos poderosos por el control de nuestra región. Sería un marco en el que todos somos presos de uno o de otros, en el afán de lograr mayor poder.


Con mucha confianza, se pudiera estructurar el sistema con mayor flexibilidad, horizontalidad, descentralización, pocos niveles de jerarquía, y así responder rápidamente a los cambios y a las necesidades socio-económicas y demandas que imponen otros sistemas del mundo exterior en el ambiente turbulento. Esto incrementa la necesidad de auto-control -- desarrollo personal, educación de nuevos líderes.


Además, mucha identificación con la estrategia, el estilo de liderazgo abierto, participativo, democrático, con los diseños de las estructuras (leyes, políticas) y sistemas, todos bien alineados con la visión y misión de país, enfrentando con mente plena, e inteligencia emocional, la realidad que nos presenta el entorno ambiental.


Así, las personas trabajan porque les gusta y existe compromiso con la causa, se sienten orgullosos y empoderados. Poseen una misión, visión y valores en común-compartida, centrada en principios sólidos que nos enseña la naturaleza sobre nuestro planeta sagrado y nave-tierra.



Carpe diem



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© 2020 Alejandro Bolaños Davis
 

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