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78. Caos y Autoorganización

Cuando vivimos situaciones o realidades complejas y caóticas, las personas con su propia creatividad y voluntad se auto-organizan y se integran con otros. Se pierde algo de libertad individual en estas alianzas, pero surgen nuevas oportunidades, imprevistas quizás, y emerge una conciencia colectiva con una mente más abierta después del caos vivido.


Formulamos hipótesis, conjeturas, sobre la realidad con el afán de controlarla, y estas presunciones (aunque sean científicas) a su vez, crean lo que vemos como la realidad, cimentando así, los supuestos básicos de una realidad creada con la mente de forma abstracta.


Nuestra historia, y el presente que vivimos, es testimonio de que hemos creado una realidad donde se adora el poder y la lucha por el poder, sin más propósito que obtenerlo y muchas veces sin saber para qué, ni cómo usarlo sabiamente.


Algunos líderes de oposición que proponen cambios, acaban siendo caricaturas, réplicas desdichadas de dictadores depuestos por ellos mismos. No cumplen los cambios prometidos y siguen gobernando con los mismos supuestos o presunciones de antaño. Simplemente se los traga el sistema institucionalizado, la cultura.

Algunas suposiciones culturales de antaño que existen y persisten son: 

· Ver el mundo en términos de ganadores y perdedores; 
· Tener una visión jerárquica social donde suponemos inconscientemente que los que están arriba son mejores que lo de abajo; 
· Tender a resistir la diversidad, a desconfiar y temer lo desconocido; 
· Adoptar una estructura social cerrada al cambio que define su identidad en oposición a otros grupos, en vez de manifestar su propósito y visión sobre cómo utilizaría el poder logrado; 
· Culpar a otros por las desgracias y sin asumir ninguna responsabilidad;
· Actuar como comunidades tribales más que como una sola nación.

Las presunciones anteriores dominan de forma invisible el comportamiento de los líderes frente al fenómeno del poder, y las relaciones con otros. Estas se filtran a nuestro subconsciente y se reconfirman una y otra vez. Los cines y La televisión penetran la mente reforzando el esquema y valores de ganadores y perdedores que promueve la división, la competencia o rivalidad en lugar de la colaboración en la sociedad.


Con las redes sociales se ha perdido el contacto físico personal y facilitado espacios para desinformar, crear conflicto, chismes y miedos desacreditando y desprestigiando con calumnias, mentiras o medias verdades sin a algún adversario o competidor. ¡Es como estar atrapados en un mar de desinformación!


Nuestras creencias, suposiciones o presunciones junto con la cultura tecnológica y en el poder, deshumanizan las personas y a las instituciones que creamos. Todo se hace programado para lograr metas y ejecutado con mucho estrés y poco tiempo para otras necesidades como la familia y el desarrollo personal, y cuando se dispone de tiempo, es para recuperarse del estrés o alguna enfermedad por el exceso de trabajo.


Mientras tanto, los indios de las Amazonas consiguen sus alimentos de una semana en uno o dos días, y disponen de cinco días a la semana para hacer otras cosas y fortalecer su espíritu con tranquilidad, sin las presiones de la fábrica o instituciones, ni de redes sociales llena de falsedades y egos desmesurados.


Consagrarse al trabajo con ilusión de control, puede alienar a las personas fragmentándose y deprimiendose. El control congela la experimentación y hace que se evite algo de caos-- necesario para ser más creativos. Cometer errores es motivo de despido. Muchas prohibiciones y órdenes desde la jerarquía, y poco o nada de escuchar a los de abajo. Y además, se prohíbe cuestionar a los jefes. Te pueden quitar algún privilegio y despedirte.


¿Cuál es la verdadera obligación que tienen las instituciones públicas y organizaciones privadas para con la sociedad y con el medio-ambiente? Muchos creen que las empresas deben de pagar algo más en proporción al daño que causan en el ambiente. Aquí se descubren dos vertientes, una que promueve el caos, apertura, cambio y otra que lo resiste y promueve el control de la realidad, que es la visión dominante en el planeta, reduccionista de la realidad, que divide y fragmenta la realidad reduciéndose en pedazos para su conveniencia.


Como creemos que así es la realidad, actuamos consecuentemente, y nace la rivalidad, la competencia, la desconfianza entre las formas de pensar, por ende, le otorgamos valor al liderazgo, a los egos y a la lucha por el poder.


Sería ideal poder colaborar en empresas o democracias creativas autoorganizadas cuyo propósito sea el bien común sin dañar el medioambiente. Ahora es un sueño que tendrá que ser realidad pues, la autoorganización es una capacidad que debemos desarrollar para enfrentar los grandes desafíos que vive el país y toda la humanidad, para salvarse a sí misma.


Significaría abrirnos con humildad a nosotros mismos y nuestros secretos, confusiones, temores, y abiertos con la diversidad divergente de la dinámica colectiva y, con mente abierta, comprender y dejarse cambiar por otras presunciones sobre la realidad para autoorganizarse, superar las adversidades y crecer.


¿Podremos?



Carpe diem.


Comparte con tus amistades.


 
 
 

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© 2020 Alejandro Bolaños Davis
 

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