99. La Magia del Hechicero o del Teite
- Alejandro Bolaños Davis

- 10 oct 2021
- 4 Min. de lectura
La magia del hechicero o del teite -- jefe de la tribu-- y sus vestimentas especiales, banda presidencial y rituales, encarnan el liderazgo como su rol social y crea una máscara o persona para sí.
Inicialmente el individuo era distinto sólo cuando usaba la máscara, se inspiraba, se posesionaba, etc., y al quitársela regresaba a la conciencia colectiva como todos los demás. Si se la ponía otro individuo no importaba, daba igual. Es después, con el uso repetido, que un individuo se identifica completamente con esa persona –máscara del teite– silla presidencial del gobernante y el grupo lo reconoce como tal, con los poderes que conlleva ese rol, esa máscara, esa silla.
La voluntad o sed de prestigio y de poder es un gran motivador para crear ese compromiso entre el grupo y el individuo.
La sociedad necesita de esa imagen de liderazgo para crear y canalizar energía psíquica y porque esa “persona”o figura satisface una necesidad arquetipal del inconsciente colectivo-social en el grupo.
Todos los ingredientes están: la conciencia colectiva del grupo como algo distinto de otros grupos (tótems, tabúes, rituales propios, etc.);el individuo consciente de pertenecer a un grupo; la distinción entre jefes y subalternos, el reconocimiento de una autoridad legítima; el uso consciente del poder; y un sistema ético de demandas, leyes y normas sociales.
En nuestro ADN heredamos esa cultura, esa manera de hacer las cosas como las hacemos, esas experiencias pre-colonia que pertenecen a nuestro subconsciente colectivo, sobre las que los españoles colonizadores se montaron sin destruir, sino cambiar la máscara de los dioses nativos por la del Dios y los santos cristianos. No los destruyeron, sino que los sustituyeron con los santos de la Iglesia.
El proceso de subyugar la naturaleza instintiva de uno, y aceptar la diferencia y la separación de su conciencia individual de la conciencia colectiva, es doloroso.
Esta desunión también se conoce como neurosis, puesto que ahora está forzado a unificar su naturaleza animal y social dentro de sí mismo. De vez en cuando el dios Dionisio y sus orgías (carnavales licenciosos), se mete en la vida de personas constreñidas por culturas con códigos éticos, para saciar su sed animal, y deseo de libertad de la sociedad que lo limita.
La sociedad restringe con autoridad, la ley y el orden, esas regresiones en los individuos. También, la autoridad es parte del inconsciente y de sus necesidades heredadas, que contiene nuestra psiquis. Ahora bien, la corrupción es un mal endémico en nuestra cultura nica. Es una de las razones por las cuales no nos desarrollamos. Es difícil estimar con certeza el impacto negativo de la corrupción, solo podemos decir que es aceptado para lograr estabilidad para operar. Este valor mercantil es significativo y alarmante.
Nuestra gente sabe cuáles son las acciones inmorales y corruptas, sin embargo, practican la corrupción como un atajo para progresar cuando están faltos de otras opciones, o para balancear su presupuesto cuando necesitan más, y cuando en sus cálculos mentales, valoran bajo el riesgo de ser atrapados y castigados contra el beneficio que les resulta la corrupción.
En nuestra cultura Guegüense, hemos sido “amigos de lo ajeno”, la corrupción ha sido un medio para lograr un fin entre políticos y empresarios. ¿Castigar con leyes severas, cambiaría el comportamiento, o solo hace que la corrupción se oculte o se esconda aún mas?
En las encuestas, las personas ubican la corrupción debajo del empleo, la seguridad, y otras más, en escala de importancia, la gente le pide al líder y no importa cómo lo logre.
Quizás, ¿si hubiera algún desarrollo, nuevos mercados, y mejoramiento de las condiciones de individuo, éste, de conciencia escoja no ser corrupto porque ya no lo necesita?
El modelo burocrático, jerárquico, de Max Weber como patrón de colaboración social, con poder y unidad de comando centrado en la cúspide del triángulo, que demanda obediencia de los de abajo (mandos medios y la base), también genera competencia en la asignación de recursos limitados. Además, en la escala jerárquica a escalar en la pirámide organizacional, las posiciones de arriba son menos, y por ende, es necesario competir contra los otros.
Toda esta competencia del modelo burocrático genera mayores tensiones y conflictos que deben ser resueltos por medio de la política, y determinar así, a quien le toca qué cosas, cómo y cuándo; de tal forma que el mismo sistema burocrático-político en forma de pirámide o embudo es un gran generador de tensiones, competencias, corrupción, polarización y conflictos.
La concepción aristotélica de la política emerge de la diversidad de intereses, de la política--“negociación”, coaliciones y alianzas- y esto se presta a la corrupción. Intereses, conflictos y poder son un coctel que genera mucha tensión, cuyas soluciones se logran por medios políticos. Los intereses personales congregan a las personas, en movimientos y partidos políticos, y estos forman coaliciones con otros grupos y partidos, para resolver y lograr objetivos múltiples comunes.
Este concepto estratégico, abre la posibilidad de que personas aprovechen para avanzar en sus intereses personales, de poseer mayor poder e influencia, por ende, la posibilidad de corromper el sistema social e institucional.
La verdad es esencial, tanto para resolver las tensiones y conflictos, como para desarrollar confianza, creatividad, y una cultura centrada en el pensamiento crítico, el aprendizaje y el desarrollo de la conciencia individual.
La corrupción nubla, esconde, e impide ver la verdad.Es un vicio nefasto de conciencias egocéntricas y primitivas que estamos obligados a superar.
La conciencia-individualista del ego-nica nos lleva a acomodarnos rápidamente a las nuevas realidades que manifiestan los distintos círculos de tensión y polarización reforzándolos con su lenguaje y comportamiento.
Solo la individuación o el desarrollo de la conciencia individual en dialogo maduro con su sombra, puede crear un liderazgo capaz de crear una cultura de paz y estabilidad arraigada en la psiquis individual de las personas, y esto se logra con la educación. Tema de otro blog.
Carpe diem
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