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95. La Cultura es Más que las Artes, Mitos y Leyendas.


Existe un divorcio entre la realidad social que vivimos y las ideas que tenemos para vivir

en ella. Esto genera una tensión que libera energía psíquica y nos mueve a revisar

nuestra forma de vida como nación y cultura que debemos reinventar.


¿Cómo debemos reorientar nuestras imágenes primordiales y energía instintiva como nación? Esta visión no podemos encajonarla desde afuera de la psiquis con modelos abstractos prefabricados, debe ser creada biológicamente desde las necesidades más sentidas por la misma población.


Ni la filosofía ni las ideologías son ya una forma de vida como lo eran antes en la antigüedad. No obstante lo anterior, y el apego al racionalismo científico del presente, los símbolos arquetipales de la doctrina religiosas siempre poseen un poder propio inmenso e intenso que es miel para aquellos con poca necesidad de cuestionar intelectualmente la realidad, y que la fe, es su principal fuente de convencimiento para su auto-realización personal.


En el momento en que las palabras abstractas – Estado, sociedad-civil, partidos políticos -- se internalizan en el subconsciente y se “personalizan” – como personas jurídicas-- tan reales como la persona biológica-humana para la psiquis, y adquieren credulidad y existencia cuasi-física, y además, con inmensos recursos, medios de comunicación y propaganda, las organizaciones privadas y públicas “jalan agua para su molino”, y manipulan, engañan, mienten si es necesario, terminan convenciendo y sustrayendo a los individuos de su poder personal.


Las instituciones- estatales, partidos políticos, y no-gubernamentales sin lucro, igualmente son estructuras creadas y manipuladas por conciencias inteligentes, con el afán de impulsar su agenda ideológica de poder, riquezas y control. En este afán, suceden las crisis pues poco se logra con decirle a la gente lo que deben hacer, o con tratar de persuadir, obligar y forzar a cambiar al otro, en lugar de verse a sí mismos.


Para desarrollarse, los individuos deben decidir basado en su propio inventario psíquico de sus experiencias, sufrimientos y glorias, en la configuración de su propia mente, sin manipulaciones, donde ningún“experto”puede entrar, no más uno mismo.


Aquí choca la moral individual del instinto de auto-preservación, demanda libertad individual, versus la moral colectiva de la preservación de nuestra especie, que requiere de sometimiento del individuo. Este choque es otra fuente de tensión que libera energía psíquica y causa innumerables conflictos en Nicaragua, ya que en nuestra cultura típicamente se restringe la libertad individual, y se corrompe el tejido social, cuando grupos egocéntricos -- nacionales y extranjeros, en la oposición o en el poder -- manipulan y terminan controlando ese tejido social para sus beneficios particulares.


Nuestra capacidad humana para aprender, ha transformado de alguna manera nuestro comportamiento para adaptarnos a la civilización del presente. También esto es otra fuente de conflictos psíquicos al alienarse el individuo de sus fundamentos primitivos instintivos-reactivos, de vivir en la modalidad de estrés y de sobrevivencia, frente a las amenazas constantes del mundo exterior.


La necesidad de adaptación y control de su entorno contemporáneo, cada vez más tecnológico y extraño, han llevado a la persona a perder contacto consciente con su naturaleza instintiva, anteponiendo una auto-imagen de sí misma, moldeada a la medida de las exigencias de su entorno institucional que le provee una falsa seguridad desarraigada de su individualidad-- arquetipal.


Esta separación cultural que tenemos entre la fe y el conocimiento, el espíritu y la naturaleza, el consciente e inconsciente, es patológica. Fácilmente nos convertimos en campeones de los oprimidos, porque nos sentimos igualmente oprimidos, y culpamos de los males proyectando en otros lo que mas aborrecemos para satisfacer a nuestra personalidad fragmentada y también oprimida, que cargamos en nuestra sombra inconsciente. Sobre lo anterior, sería más útil "ocuparse" que preocuparse.


Se culpa también a las situaciones: la economía estancada, la política corrupta, la inequidad de género, el gobierno dictatorial, la sociedad sin ética ni valores, etc. De esta forma se “rehace la realidad” con otra ficticia -- acorde con nuestras creencias o patologías, y creamos una rutina histórica de revoluciones y cambios sociales que no cambian nada, solo atrasan, convertimos a Nicaragua en tubo de ensayo de los poderes geopolíticos de turno, que solo nos dejan más pobres espiritual-psicológica- y físicamente exhaustos, sin fortalecernos como país.


El mundo es cada vez más complejo, cibernético, lo que hace obsoleto las viejas imágenes mecánicas de Newton, de un mundo concebido como un “reloj y Dios el relojero” manejando las piezas del reloj. Al decir imagen, me refiero al “mapa mental”, a la concepción fundamental que tenemos de la realidad social que vivimos, y que no cuestionamos, y que constituyen nuestras suposiciones básicas de cómo se interconectan los actores en la totalidad. Esa imagen mecánica que poseemos ya no es válida. Es obsoleta.


Nuestra comprensión de la cultura es más fragmentada y superficial que la realidad que vivimos. La cultura es más que rituales, cuentos, leyendas, mitos, bailes, bellas artes. Esta visión es muy mecánica. La cultura, es vista y sentida desde adentro del ser, es holográfica. O sea que, cada pedacito de totalidad contiene toda la totalidad.


Los resultados de la cultura son excelentes cuando los ciudadanos crean un ethos robusto, fuerte, donde cada uno se inspira para dar su mejor esfuerzo conectado con una visión colectiva compartida que define la misión y el espíritu de la totalidad.


En breve, la cultura se manifiesta y es visible en las capacidades y discapacidades reflejadas en la actitud y comportamientos de sus ciudadanos.


Siempre esta evolucionando la cultura y puede ser influenciada si estamos conscientes de las consecuencias simbólicas de nuestras acciones. Su característica holográfica la hace muy compleja o caótica para poder controlarla. Aunque podemos tener mucha oportunidad de construir nuestra realidad, no siempre lo podemos hacer dentro de las circunstancias deseadas. Aquí entra la dimensión del poder, y la metáfora de la cultura se complica más aun bajo la influencia de la política y sus intereses, conflictos y el poder mismo.


Independientemente de lo anterior, los arquetipos son la imagen pura, primordial y simbólica, que la mente es capaz de formar sobre una entidad o experiencia humana en su medioambiente.


La buena Madre, la Madre mala o bruja, el círculo como símbolo de completo, de contenedor de polos opuestos, de perfecto; el agua como símbolo de vida, el hechicero, el líder, el héroe, el pillo, el truquero, el santo, el nacimiento, el matrimonio, la muerte, la resurrección, la vida después de la muerte, los 4 puntos cardinales; Los 4 elementos (tierra, fuego, agua, aire); y muchos más, que representan los instintos y las experiencias de la vida humana, en todas las culturas de todos los tiempos. Se pueden ver en los sueños que son iguales en todo el mundo, en la mitología comparativa, leyendas, religiones, y más. (Jung, 1973; Neumann, 1955, 1970; Campbell, 1979).


Estas semejanzas no son asunto de casualidad, sino a la similitud de la psiquis en lo más hondo del inconsciente en todas las partes del planeta.


(Continua en parte II- ).

Carpe diem,


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© 2020 Alejandro Bolaños Davis
 

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